Ese día, la vieja Normandía, del Noroeste de Francia, llena de conventos y catedrales medievales, se sacudió. Normandía no volvió a ser la misma tras aquél 6 de junio de 1944. A razón de verdad, el curso de la propia Segunda Guerra Mundial cambió esa jornada.
Pero también lo hizo la historia moderna: fue el comienzo de la derrota de la Alemania Nazi. La operación militar conocida como “Overlord”, el Día D, lo cambió todo.
Un episodio de ese calibre, que implicó la participación directa o indirecta de 1,8 millones de personas y que terminó con la vida de más de 12 mil militares y más de 40 mil civiles en una sola jornada, no podía pasar desapercibida.
Por eso, a 80 años de ese día, la geografía de Normandía continúa atravesada por los restos, los vestigios de aquel episodio. El territorio mismo se ha convertido en un verdadero museo al aire libre, a lo que se suman numerosos centros de interpretación e instituciones destinadas a rescatar los recuerdos de aquél 6 de junio. Si lo que se busca, es concretar un recorrido de turismo histórico, Normandía es un sitio ideal.
Los cementerios del noroeste de Francia
Algunas de las “escalas” inevitables para adentrarse en ese pasado, son los cementerios militares: en Normandía hay 27 camposantos castrenses. Vale aclarar que allí reposan los soldados fallecidos el Día D, pero también todos los que murieron en la campaña misma de liberación de toda Normandía, que culminó el 25 de julio de 1944. Ese día dio comienzo la Operación Cobra, que conseguiría romper el cerco alemán. Para agosto, los ejércitos aliados se adentraban en el territorio francés, alejándose definitivamente de la costa normanda.
Los cementerios albergan 110 mil militares caídos entre estadounidenses, británicos, canadienses, alemanes, y media docena de nacionalidades más.
Los tres más destacados son el estadounidense de Normandía, situado en Colleville-sur-Mer, junto a la playa de Omaha; el británico ubicado en Bayeux; pero el más grande es el alemán de La Cambe.
Hay una rigurosidad militar en los cementerios, pocos monumentos, cruces blancas para todos los caídos, sobre una hierba perfectamente cortada y conservada.
Normandía tiene además cinco escenarios centrales que son, obviamente, las cinco playas donde se produjeron concretamente los desembarcos. Allí se encuentran diversos museos y memoriales, algunos de ellos montados en el epicentro mismo donde se sucedieron los diversos episodios de aquella jornada.
Playa Utah
Los estadounidenses desembarcaron en dos sectores que bautizaron en clave Omaha y Utah. ¿La paradoja de fino humor? Estos Estados de la Unión no tienen acceso al mar. Dentro de todos los escenarios, estos dos son las playas más Occidentales (situándose de frente hacia el Canal de la Mancha).
La de Utah resultó la playa más “tranquila”, donde los alemanes opusieron la menor resistencia y que rápidamente pudo ser asaltada. Le costó más a las tropas estadounidenses de la 4º División de Infantería, venidas del mar, enlazar con los paracaidistas de la 101º División Aerotransportada que habían saltado sobre Normandía durante la noche para ocupar sitios claves del Interior (cruces de caminos, puentes, etcétera).
En ese sector, en la playa Utah, se encuentra el Museo del Desembarco, en Sainte Marie-du-Mont, otro de los imperdibles para visitar.
En la cercana y pequeña Saint-Mère-Eglise, se sitúa el Museo Aerotransportado, que se centra justamente en el accionar de los paracaidistas que participaron del Día D.
En la vecina Carentan, cercana a la Playa Utah, se encuentra también el Centro Histórico de los Paracaidistas y el Museo de la Victoria.
Playa Omaha
La historia en Omaha fue bien diferente a la de Utah. Allí sí hubo mayor resistencia alemana lo que produjo más bajas. De hecho, los objetivos estratégicos del desembarco en ese sector, no se alcanzaron sino hasta tres días después del desembarco (D+3, en código militar). Parte de esa historia puede conocerse en el Museo Overlord, situado en la vecina Colleville-Sur-Mer.
Otro episodio célebre de aquel día fue el asalto del 2º Batallón de Rangers estadounidenses sobre la batería de artillería alemana situada en la cercana Point du Hoc, en Cricqueville-en-Bessin.
Playa Gold
En las playas Gold, Juno y Sword, desembarcaron dos contingentes británicos y uno canadiense. En el primero de estos sectores hubo más resistencia, pero en los otros, se logró el objetivo de salir de la playa con relativa facilidad y rapidez.
Gold se encuentran en medio de todo el dispositivo. En la playa, los vientos complicaron más la situación que los alemanes, aunque una batería alemana continuó disparando hasta las 16 horas. Una de las primeras acciones, fue la toma de la ciudad de Arromanches, por parte del Regimiento Real de Hampshire. Allí se encuentran hoy la propuesta Arromanches 360-Cinema Circular y el Museo del Desembarco. Hacia el Occidente de la ciudad se localiza otro sitio histórico: la Batería Alemana de Longues-Sur-Mer.
Playas Juno y Sword
En Juno desembarcaron las fuerzas canadienses y rápidamente despejaron la playa y trazaron los caminos de salida para avanzar tierra adentro. Allí mismo se encuentra el Juno Beach Centre, un centro de interpretación localizado en la muy próxima Courseulles-Sur-Mer.
En el extremo Oriental del dispositivo, en la “frontera” de la playa Sword, se encuentra el Museo de la Batería de Merville y el Memorial Pegasus, en Ranville. Este último recuerda el asalto al Puente Balanceador sobre el Canal Caen, en Bénouville, protagonizado por la 6º División Aerotransportada Británica. La curiosidad es que históricamente se conoció el lugar como el Puente de Bénouville, pero cambió su nombre por el Puente Pegasus, adoptando el nombre del símbolo del parche de combate de las tropas aerotransportadas británicas que lo tomaron, en 1944.
El avance desde Juno fue tan rápido que las tropas canadienses estuvieron cerca de poder tomar la ciudad de Caen, uno de los principales objetivos estratégicos del Día D y que, posteriormente, no podrían ocupar plenamente los aliados sino hasta el 21 de julio.
En Caen se encuentra el Memorial de Caen, que homenajea el Día D y la denominada batalla de Caen, que implicó una serie de operaciones militares sucesivas de los aliados (Epsom, Charnwood, Atlantic y Goodwood) hasta que terminaron ocupando la ciudad.
Una batalla, una geografía
Ahora bien, creer que la historia del Día-D se concentra únicamente en museos, memoriales o cementerios, es un error. En primer lugar, porque además de las organizaciones más grandes, que acabamos de repasar, muchas de las pequeñas comunidades normandas tienen su propio memorial que homenajean episodios menores o la acción de unidades militares específicas que participaron de la batalla.
Y en segundo lugar, en realidad, los vestigios del pasado están incrustados en todo el paisaje. Todavía persisten estructuras del sistema defensivo alemán bautizado como el Muro del Atlántico y cuya finalidad era, justamente, aportar posiciones para resistir y enfrentar una invasión aliada. Muchos de ellos están abandonados, otros han sido reciclados para otros usos.
Un ejemplo de esto es Douvres-la-Delivrande, donde todavía se conservan las instalaciones de una estación de radar de largo alcance alemán. En Ver-sur-Mer, se preserva una fortificación que supo albergar un cañón de 88 mm y lo mismo sucede en Vierville-sur-Mer.
Por último, las comunidades normandas se han lanzado a la adquisición y restauración de vehículos blindados de la época, que hoy adornan el ingreso a los pueblos o sus plazas principales. Así es posible encontrar Chuchills AVRE (el tanque británico equipado con un mortero en vez de un cañón), varios Sherman M4A y M10 estadounidenses, un cazacarros alemán Hetzer y un célebre Tiger, entre otros. Incluso no faltan aviones y entre ellos, el preferido es el Douglas DC-3, en la denominación militar C-47 Dakota, que fueron los responsables de sembrar las unidades paracaidistas en la retaguardia alemana.
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