TUCUMAN.
Recorridos por el cielo
El “Jardín de la República” tiene una zona privilegiada para la práctica y aprendizaje de parapente en la zona del cerro San Javier, a minutos de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Su excelente clima y vegetación permiten volar durante todo el año.
En la cima del cerro se encuentra la Reserva Natural de Aventuras Loma Bola, un inmenso espacio al aire libre con una privilegiada vista de la ciudad, donde cada uno se podrá darse un momento para la contemplación, y luego emprender el vuelo. Cabe mencionar que en Loma Bola se sitúa una de las pistas de parapente más importante de Sudamérica.
Tanto grandes como chicos pueden practicar la actividad sin necesidad de experiencia previa, ya que se puede realizar en vuelos biplaza, acompañados de un piloto experto. Del mismo modo se dictan las clases para aprender a manejar el parapente, para en un futuro poder planear en vuelos de una plaza.
Quienes emprendan esta aventura podrán deslumbrarse con panorámicas increíbles del llamado circuito de Las Yungas, que comprende enclaves como El Cadillal, El Siambón, Raco, San Javier, San Pablo, Tafí Viejo, Villa Nougués y Yerba Buena.
Algunos de los prestadores de esta actividad son: Parapente Aventura, Amazing Yungas, Loma Bola Vuelo y Aventura, y Tucumán Extremo.
Además, Tucumán ofrece una gran variedad hotelera y propuestas gastronómicas y culturales, que junto a la calidez y hospitalidad de su gente, completan la experiencia de los pasajeros con un gran valor agregado.
Quien visite la provincia también no sólo respirará el aire puro de los cerros o caminará las calles de la ciudad de la Independencia, sino que asimismo podrá conocer su legado arqueológico, testimonio de las culturas precolombinas que forman parte de la identidad del pueblo.
De este modo, los Valles Calchaquíes conservan una tradición riquísima que lo hará regresar en el tiempo. En su recorrido podrá visitar Piedra Pintada, la reserva Los Menhires y las ruinas de Ibatín, Quilmes, San José de Lules, Condorhuasi y La Ciudacita.
CORDOBA.
Una alternativa cautivadora para realizar en las próximas vacaciones en Mina Clavero es volar en parapente, ya sea en vuelos de bautismo o actividades específicas, recomendables para los más osados que siempre serán asistidos por instructores.
Durante las cuatro estaciones del año, en Córdoba se puede disfrutar de sus encantos naturales de esta singular manera, y llevarse así emociones plenas de adrenalina y recuerdos impregnados de aventura.
Mina Clavero se encuentra en el valle de Traslasierra, el cual da origen a un microclima perfecto, seco y con temperaturas promedio de 15ºC, sin contaminación ambiental, que facilita la práctica del deporte.
Además, la sierra tiene una rampa de despegue muy amplia, apta para varios despegues simultáneos, cuenta con vientos serenos y grandes pendientes, algunos de los motivos por lo cual fue elegida como sede para llevar a cabo la Copa del Mundo de Parapente en 2014.
Por otro lado, es necesario hacer hincapié en el equipo de vestimenta que deberá utilizar el parapentista para desarrollar la actividad de manera cómoda y segura. En este sentido, la persona deberá usar calzado cómodo –se recomienda zapatillas–, ropa clara en verano y oscura en invierno, y abrigo. También es esencial que lleven agua para mantenerse hidratados.
Además, quienes concurran a Mina Clavero podrán relajarse con los pies sobre la tierra en alguna de las bellas playas de sus balnearios naturales.
LA RIOJA.
Volar en La Rioja es una experiencia inigualable. La ciudad capital se encuentra al pie del cordón montañoso del Velazco, y quienes se atrevan a despegar desde aquí podrán planear y contemplar un paisaje increíble tanto de la ciudad como de las quebradas.
Durante el vuelo manifestarán sensaciones de deslizamiento, suavidad, seguridad y facilidad, que eliminarán la preocupación por lo desconocido a los pocos segundos de estar en el aire, para permitir que predomine la euforia.
Si las condiciones meteorológicas lo permiten, y el pasajero lo desea, se podrá aprovechar las diferentes corrientes térmicas de aire, para poder ascender y prolongar así el vuelo básico, que suele ser de unos 20 a 30 minutos.
¿Qué podrán hacer durante el vuelo? Los que se lancen a esta aventura, una vez que estén allá arriba, podrán hablar tranquilamente, saludar a sus acompañantes que quedaron en tierra y sacar fotos únicas. Se aconseja llevar ropa cómoda y alguna campera polar, sobre todo en temporada otoño-invierno.
Algunas de las escuelas que enseñan vuelo libre y realizan bautismos en La Rioja son Vuelo Águila Blanca y Dust Devil Parapente.
Luego de experimentar esta sensación tan placentera, los visitantes podrán conocer a pie el departamento de La Rioja que tiene múltiples atractivos culturales e históricos, como también degustar la tradicional gastronomía del norte argentino, cuyos máximos exponentes son la empanada riojana, el cabrito al horno de barro, el locro, la humita y el pollo al disco.
Además, es infaltable realizar una visita al Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que forma parte de la llamada Cuenca Triásica de Ischigualasto, una vasta región desértica con antiguos sedimentos de la era mesozoica.
SALTA.
Cualquier cordón montañoso es bueno para volar, y en Salta las montañas no faltan, por ello es un lugar ideal para iniciarse en el parapente, realizando algún vuelo de bautismo tándem o biplaza, que permitirá conocer la provincia desde el aire.
Existen lugares donde es común, por sus características, que se junten los amantes de esta actividad, uno de ellos es el valle de Lerma, que por su formación y ubicación geográfica genera las condiciones ideales para que los vuelos sean favorables para quienes recién se están introduciendo en la actividad.
En este sentido cabe mencionar a San Lorenzo que se localiza en el Valle de Lerma, dentro de las selvas de las yungas. La villa se caracteriza por su microclima agradable, con veranos suaves, y por una extraordinaria biodiversidad con una exuberante fauna y flora.
Para acceder al despegue del parapente, el turista deberá recorrer una senda por este cautivante enclave hasta arribar a la zona de altura y espacio indicado para comenzar el vuelo.
El pasajero recibirá todas las instrucciones y recomendaciones del instructor, que lo guiará en todo momento, teniendo solo la obligación de regocijarse por la experiencia y la belleza del paisaje.
Desde arriba, es posible observar las distintas partes de la ciudad, sus iglesias y estadios de fútbol, hasta el colorido de los Valles Calchaquíes y la espesura de la selva salteña. Todo depende de ganar altura y estar atento para disfrutar plenamente de la vista panorámica, que se logra desde aproximadamente mil metros de altura.
Para tranquilidad del principiante, vale aclarar que los vuelos son acompañados de una formación teórica que incluye charlas no sólo del vuelo en sí, sino también de todos los aspectos que intervienen como las condiciones climatológicas y meteorológicas y la orografía.
Uno de los proveedores de esta actividad es Parapente Salta.
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