Cielos infinitos de aire puro y extensas planicies de altura a más de 3.600 msnm., donde habita gente tranquila y apacible que resguarda sus costumbres ancestrales. Así es la Puna (Jujuy, Argentina), territorio de llamas, guanacos y vicuñas que se avistan desde las rutas.
La inmensidad y el esplendor se conjugan con el diáfano cielo y el aire puro. La Puna ofrece hermosos paisajes de salinas, estepas, planicies altiplánicas y lagunas rodeadas por montañas, como la de Pozuelos. Esta laguna fue declarada Reserva de la Biosfera y su principal tesoro está formado por la gran cantidad de aves que habitan su entorno. Entre su avifauna se cuentan tres diferentes especies de flamencos y parinas. La soledad y la aridez de este desierto de altura se interrumpe de tanto en tanto con pequeños oasis que matizan, con su diversidad biológica, la monotonía del paisaje.
IMPERDIBLES DE LA PUNA JUJEÑA.
Cuesta de Lipán.
Subiendo por esa cuesta, sucesivas curvas van abriendo camino a un paisaje de belleza incomparable hasta alcanzar las Salinas Grandes, deslumbrante manto blanco que ofrece un panorama pleno de magia y de color.
Susques.
En plena estepa andina, Susques atesora una antiquísima iglesia de 1.598 realizada íntegramente en piedra, barro y adobe, en la que se encuentran importantes muestras de arte cuzqueño.
Barrancas.
Entre sus enormes paredes que atesoran innumerables muestras de arte rupestre, Barrancas protege sus reservas naturales y culturales.
Casabindo.
La Puna acoge una sucesión de paisajes naturales y de formas caprichosas, y en su corazón anida Casabindo, con su Iglesia Catedral de la Puna. Allí, cada 15 de agosto, se realiza el antiguo ritual del Toreo de la Vincha en honor a la Virgen de la Asunción.
Abra Pampa.
Leyendas, magia y misterio dominan la agreste geografía de Abra Pampa, conocida como la “Siberia argentina” debido a su clima frío durante todo el año.
Cochinoca.
En las tierras altas cautivan capillas como la de Cochinoca. Sin dejar el paisaje recio y silencioso, Santa Catalina, con su antigua iglesia, sorprende por su particular encanto.
La Quiaca.
En La Quiaca, “Pórtico Norte de la Patria”, se realiza año tras año la única feria indoamericana del trueque, conocida como la Fiesta de las Ollas o Manca Fiesta.
Yavi.
Al este de La Quiaca se encuentra Yavi, que se erige como una mancha verde en la aridez de la Puna. En sus calles de piedra el tiempo parece detenido y su milenaria Iglesia atesora el esplendor de un púlpito y un altar tallados a mano hace siglos y laminados íntegramente en oro.
Salinas Grandes.
Las Salinas Grandes son probablemente uno de los paisajes más espectaculares de la Puna jujeña. Se ubican en una depresión tectónica y su origen se remonta a millones de años atrás, cuando la depresión se cubrió de grandes cantidad de sales debido a la actividad volcánica. Posteriormente, ya en el cuaternario, se dio un progresivo desecamiento de un ambiente lacustre. En las salinas puede encontrar artesanos que trabajan la sal y piedras de los alrededores.
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