La cronista que escribe esta nota viajó hace un par de años por primera vez a la ciudad de Mendoza. Esperaba encontrar una ciudad pulcra, probar alguno de los exquisitos vinos que nacen en su terruño, conocer los secretos de las acequias que conforman la inmensa red de riego que transformó al destino y no mucho más. La “tierra del sol y del buen vino” guardaba otras sorpresas para mí.
Desandando los senderos del sol
Es que la capital de la provincia ofrece en su vasto territorio un sinfín de alternativas para los viajeros que deseen conocer más acerca de la cultura de sus habitantes, la que además de apreciarse en sus museos, se manifiesta en sus cafés, plazas, instituciones y edificios públicos. Ideal para descubrirse a pie, la ciudad dispone de múltiples circuitos y paseos que narran en primera persona la historia del destino.
A su vez, ofrece algunos de los espacios verdes más importantes del país y presenta las tradicionales acequias mendocinas, un sistema hídrico que se remonta a épocas prehispánicas.
Por su parte, sus singulares arboledas la convierten en un lugar especial para disfrutar bajo los rayos del afamado sol mendocino.
Además, partiendo desde la ciudad, los viajeros podrán acercarse a los principales atractivos de la provincia, como los caminos del vino, montañas, ríos, termas y reservas naturales.
CAMINAR PARA CONOCER.
Existen más de 80 plazas y paseos en la ciudad, por eso, la mejor forma para conocerla es caminando. Asimismo, cuenta con tres parques que abren sus puertas a los visitantes durante todo el año.
Parque Central y Nave Cultural: ubicado en los antiguos terrenos de la estación de cargas del Ferrocarril General San Martín, este magnífico parque posee 14 ha. y más de 1.200 árboles. Enclavado en una importante área residencial, próxima al centro de la ciudad, se ha constituido en uno de los espacios verdes más importantes de la provincia, donde cientos de ciudadanos disfrutan a diario.
En 2010, se creó dentro del parque un Centro Cultural Multidisciplinario con ubicación privilegiada, aislamiento sonoro y gran valor histórico-arquitectónico.
En este espacio, además, se realizan en forma permanente actividades culturales y deportivas al aire libre, organizadas por la municipalidad de la ciudad.
Parque O’Higgins: situado en la margen este de la ciudad, en el límite con el departamento de Guaymallén, posee una importante variedad de árboles y espacio parquizado. Allí también se localiza el Acuario Municipal (recientemente remodelado con tecnología de avanzada) y el Teatro Gabriela Mistral. Vale mencionar que el Parque O’Higgins se encuentra a una cuadra de la plaza Pedro del Castillo, donde se emplaza el Museo del Área Fundacional y la Cámara Subterránea.
Parque General San Martín: sin dudas se trata de un paseo obligado para todos los visitantes que llegan a Mendoza.
Desde hace más de un siglo, el Parque General San Martín constituye uno de los espacios verdes urbanos más importantes de Argentina. Ubicado hacia el oeste, muy cerca del centro de la ciudad, abarca 389 ha. Próximo al parque se sitúa el Monumento del Cerro de la Gloria, que rinde homenaje a la gesta libertadora del general José de San Martín.
UN RECORRIDO POR LA ALTA MONTAÑA.
El circuito de Alta Montaña recorre increíbles paisajes a la vera del río Mendoza. Se trata, sin dudas, de la opción ideal para quienes deseen conocer algunos de los atractivos más representativos de la provincia.
El circuito, que parte desde la ciudad de Mendoza, atraviesa primero la zona vitivinícola de Luján de Cuyo, en plena precordillera. Allí el viajero se encontrará con el dique Potrerillos, donde podrá adquirir artesanías y degustar algunas de las delicias que se producen en la zona.
Más adelante, a una distancia de 100 km., se encuentra el valle de Uspallata, portal de entrada a la cordillera de los Andes.
El paseo continúa con la visita a las villas de Picheuta, Polvaredas y Punta de Vacas, donde se unen los altos ríos andinos de Las Cuevas, Tupungato y de Las Vacas, formando el río Mendoza que da vida a la planicie norte mendocina.
A 167 km. de Mendoza irrumpe uno de los centros de esquí más reconocidos del destino, Los Penitentes, que cuenta con 28 pistas y 300 ha. de superficie esquiable, entre otras alternativas para disfrutar en invierno.
Más adelante, a 2.720 msnm, el río Las Cuevas ha horadado la montaña formando un puente natural a cuya vera afloran aguas termales. Se trata del Puente del Inca, una pasarela natural única en el mundo, ya que está cubierta por una sólida capa de sedimentos de colores, proveniente de las sales de sus legendarias aguas termales. A poca distancia de la frontera, un magnífico mirador natural permite apreciar el esplendor del cerro Aconcagua. Siguiendo por la ruta internacional se encuentra el complejo aduanero de Horcones y unos kilómetros más adelante, en el límite con Chile, la localidad de Las Cuevas, a 3.200 msnm, construida siguiendo un estilo europeo.
Entre Las Cuevas y el túnel internacional que lleva a Chile hay una ruta que permite –si hay buen clima– ascender hacia el monumento del Cristo Redentor, emplazado a 4.200 m., que simboliza la fraternidad entre argentinos y chilenos.
POR LOS CAMINOS DEL VINO.
Mendoza cuenta con más de mil bodegas que producen 10 mil millones de hectolitros de vino al año, lo que la convierte en uno de los centros vitivinícolas más importantes de Sudamérica.
Además, desde 2005, la provincia es una de las Capitales Mundiales del Vino junto a Melbourne (Australia), Bordeaux (Francia), San Francisco y Valle de Napa (Estados Unidos), Porto (Portugal), Bilbao y Rioja (España), Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Florencia (Italia), Mainz y Rheinhenssen (Alemania) y Christchurch (Nueva Zelanda).
Desde la ciudad de Mendoza se pueden emprender los recorridos que invitan a conocer museos, cavas de degustación, fincas, casonas antiguas y estancias. Recorriendo estos senderos, los viajeros se sorprenderán ante el paisaje de cuidados viñedos al pie de la cordillera y por los contrastes entre la industria vitivinícola que cuenta con tecnología de última generación y las bodegas más pequeñas de producción artesanal.
La oferta permite acercarse al conocimiento de los procesos de plantación, cosecha, elaboración y degustación de uvas frescas y vinos.
Con itinerarios especialmente diagramados, los caminos del vino –distribuidos en cinco regiones, de las cuales cuatro ofrecen circuitos turísticos-enológicos– se pueden recorrer en cualquier época del año.
La zona este: por extensión de viñedos y volumen producido, es la principal de las cinco regiones vitivinícolas de Mendoza. Situada a unos 600 msnm, la zona comprende los departamentos de San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz. El paisaje predominante es desértico.
En general, las bodegas de esta zona son grandes, preparadas para la elaboración de vinos comunes a gran escala, con capacidades de más de 10 millones de litros. Las variedades tradicionalmente utilizadas son criolla grande, moscatel y cereza. En la última década también comenzaron a implantarse variedades finas como malbec, merlot, bonarda, sangiovese, syrah, tempranillo y ugni blanc, entre otras.
El centro: esta región es la cuna del malbec, y es considerada la zona productora de vinos finos y la que concentra mayor cantidad de bodegas. Comprende los departamentos de Maipú, Luján de Cuyo, Godoy Cruz, Guaymallén y Las Heras, todos aledaños a la ciudad de Mendoza. La zona también es reconocida por su producción olivícola, en especial en Maipú, donde se localizan los dos museos del vino.
Esta región también es llamada “la primera zona” por poseer los viñedos más antiguos de la provincia y por lo tanto, los más apreciados por la concentración que logran sus frutos. Además del malbec se cultivan variedades como cabernet sauvignon, syrah, tempranillo, bonarda, pinot noir, merlot, chardonnay, sauvignon blanc y viognier. Los cultivos se encuentran a una altura que varía entre los 650 y 1.050 msnm. Es aquí donde están asentadas las bodegas más antiguas del país, aunque también las más modernas, en general concebidas para elaborar vinos de alta gama. Asimismo, es la zona que ofrece la mayor cantidad de alojamientos, propuestas gastronómicas y actividades alternativas.
Valle de Uco: conformada por los departamentos de San Carlos, Tunuyán y Tupungato, es la más joven de las regiones vitivinícolas, como también, la que se encuentra a mayor altura sobre el nivel del mar (900 a 1.200 m.).
Si bien cuenta con viñedos que en su mayoría no tienen más de 10 años de antigüedad, la zona produce vinos intensos, producto de las grandes amplitudes térmicas, de hasta 15º. En este polo se han asentado empresas de capitales extranjeros como chilenos, franceses, holandeses y españoles. Las variedades tintas cultivadas son malbec, cabernet sauvignon, syrah, tempranillo y merlot. Entre las blancas, que representan un 30% del total, se destaca la semillón.
La zona sur: situada en el centro de la provincia, esta tradicional zona vitivinícola comprende los departamentos de San Rafael y General Alvear. La región está surcada por los río Atuel y Diamante, que ofrecen paisajes de singular belleza como el cañón del Atuel, los embalses El Nihuil y Valle Grande y los diques Agua del Toro y los Reyunos, aptos para el desarrollo de deportes acuáticos como rafting, canotaje, esquí acuático, kayak y pesca, entre otras alternativas.
En esta región, además, conviven bodegas de todo tipo, desde las familiares y artesanales a las grandes elaboradoras de mostos, pasando por las pequeñas bodegas boutique y las clásicas centenarias.
FIESTA DE LA VENDIMIA.
Desde 1936, uno de los hitos de la vitivinicultura argentina es la Fiesta de la Vendimia. Este acontecimiento, considerado único en el mundo, convoca año a año durante la primera semana de marzo a miles de personas de todo el país y del mundo, quienes viajan a Mendoza atraídas por el sinnúmero de festejos y ceremonias que en torno a la cosecha se celebran en cada uno de los departamentos con bailes, música y gastronomía típicos.
Nacida como celebración popular de la cosecha de la vid, la Fiesta de la Vendimia tiene su origen en la época de las grandes inmigraciones, cuando al finalizar los trabajos de cosecha y elaboración del vino se agradecían las bondades de la naturaleza con bailes y cantos.
En la actualidad, el acto central de esta celebración es un imponente espectáculo alegórico con grandes coreografías enmarcadas en un despliegue de luz y sonido que se desarrolla sobre un escenario de 130 m. en el Teatro Griego Frank Romero Day del Parque General San Martín.
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