¿Qué hacer en Lima, Perú?
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Recorrer el Centro Histórico. Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, el Centro Histórico de la capital de Perú cobija 570 edificaciones de gran valor arquitectónico distribuidas en 117 manzanas. Un recorrido rápido nos lleva a mirar el Palacio Municipal, el Arzobispado y el Palacio Torre Tagle, que se destacan por sus pintorescos balcones; y el Palacio de Gobierno, con su salón Dorado, con decoración inspirada en el Palacio de Versalles. A pararnos en el damero de Pizarro, la zona más antigua de la ciudad. Y a visitar la Catedral, que comenzó a construirse el mismo día que Francisco Pizarro fundó la ciudad, en enero de 1535; la iglesia y convento de San Francisco, considerado como el conjunto edilicio más logrado de la hispanoamérica colonial; y la iglesia de Santo Domingo, dominada por un magnífico claustro principal. La Plaza Mayor también fue levantada durante la fundación, destacándose por sus jacarandaes y su fuente de bronce, coronada por el Angel de la Fama.
- Visitar el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia. Ubicado en una elegante casona que perteneció al virrey Joaquín de la Pezuela, el primero conserva la colección más grande de piezas prehispánicas en Perú, como mantos paracas, monolitos chavín, orfebrería y cerámica mochica y chimú; además de importantes pinturas y objetos de la Colonia y la República.
- Visitar otro museo: Rafael Larco Herrera. Espacio cultural emblemático de Lima, guarda un excepcional panorama de 3 mil años de historia del Perú precolombino. Entre sus muestras permanentes se destaca una colección de huacos eróticos. Hay que decir que la ciudad tiene otros tantos museos para visitar, incluyendo antiguas viviendas que resultan interesantes por su arquitectura.
- Descubrir lo nuevo en Miraflores y San Isidro. Recostado sobre la costa del Pacífico, es el distrito turístico y hotelero por excelencia de Lima. Cuenta con modernas áreas comerciales, parques, playas y una intensa vida artística y cultural que se refleja en sus numerosos teatros, cines y galerías de arte. Para agendar: el complejo arqueológico de Huaca Pucllana, con su museo de sitio; el Mercado de Surquillos, con todos los frutos imaginables, especias, plantas medicinales y más; el Mercado Indio, con un enorme surtido de artesanías auténticas, a muy buen precio; y el Malecón. Miraflores también posee buenos restaurantes, cafés y pubs. El distrito de San Isidro, que antiguamente fuera una gran área verde, hoy es expresión de un elevado desarrollo arquitectónico, económico y cultural, y se ha convertido en el corazón financiero y empresarial de la capital de Perú. Además, en su avenida Conquistadores relucen las boutiques de marcas reconocidas mundialmente.
- Acercarse a la bohemia de Barranco. Un distrito que, por el contrario, conserva buena parte de su fisonomía, es Barranco. Con su carácter bohemio, este barrio de artistas es dueño del poético puente de los Suspiros, ideal para cruzar la frontera de un día agitado y abandonarse a los inciertos senderos de la noche limeña. Para iniciar la velada, nada mejor que admirar la puesta de sol desde la Bajada de los Baños.
- Saborear la cocina más premiada del mundo. Hay mucho para decir en este aspecto. La cocina de Perú ha sido una de las más galardonadas en los últimos tiempos. Así que vale la pena disfrutar sus sabores, hacer algún tour gastronómico o incluso tomar una clase. El plato "nacional" es el ceviche y lo nuevo hoy es degustarlo en las barras como Agallas, Bam Bam y sus Conchas Negras, Barra Khuda o Pez U’ Mare. Y el trago emblemático es el pisco sour, una verdadera delicia elaborada con el destilado homónimo. Pero si hablamos de nuevas tendencias, hay que saber que están de moda los food trucks como Con Tenedor y Tentempié en Ruta, en Callao; Food Rockers, en San Borja; La Calé y El Gringo, en San Isidro; Lima Sabrosa y Abu, en Surquillo; Empanacombi, en San Miguel; Pepe Winger, en La Molina; y las itinerantes A la marcha y Gallardo.
- Relax en la naturaleza. El Cerro San Cristóbal puede ser el destino para los que les gusta caminar, que se aprecia desde la Alameda de los Descalzos. También es menester visitar el Parque de la Reserva y Circuito Mágico, que ostenta el récord Guiness por ser el Complejo de Fuentes más grande del mundo dentro de un parque público. Por su parte, el Parque de la Amistad es morada del Arco de la Amistad, una réplica del Arco del Triunfo; y una laguna artificial navegable para disfrutar paseos con botes a pedal así como grandes áreas verdes, plazuelas y caídas de agua. El Parque del Amor es un spot para los enamorados que deseen ver el atardecer. El Parque Central de Miraflores, el Bosque El Olivar y el Campo de Marte son otros espacios posibles de conocer.
- Hacer una excursión a los sitios arqueológicos. Además de la mencionada Huaca Pucllana, que cuenta con objetos que pertenecieron a la cultura Lima, es posible visitar el Complejo Arqueológico Mateo Salado, considerado uno de los centros ceremoniales más importantes del valle del Rímac y una de las máximas expresiones arquitectónicas de la cultura Yshma. Conectado a éste se encuentra la Huaca Huantille, un centro ceremonial en la cual se ubica una plaza, escaleras, corredores y un cementerio. La Huaca Huallamarca es otro sitio para descubrir: con huellas del siglo II a. de C. en adelante. Para culminar, el Santuario Arqueológico Pachacamac fue el centro religioso más importante de la costa central del Perú por más de mil años: ostenta pirámides de barro, donde se pueden distinguir palacios, templos, plazas y calles.
- Hacer compras. La nómina de productos típicos comprende joyería en oro y plata, pieles, cerámicas, tejidos, alpaca, prendas de puro algodón y de lana de vicuña, etc., todo a precios muy accesibles. Uno de los principales centros comerciales es Larcomar, en Miraflores, que dispone de 60 locales, un complejo multicine con 12 pantallas, 24 pistas de bowling y varios restaurantes, incluyendo el Hard Rock Lima.
- Practicar surf. Los amantes de esta disciplina estarán de parabienes en Lima, cuya franja costera ofrece excelentes posibilidades para su práctica. Desde las playas de Miraflores (La Pampilla, Makaha, Waikiki y Redondo) hasta La Herradura, cuyas olas -que pueden alcanzar los cinco metros de altura- llegan a reunir a un centenar de surfistas en un buen día. Además de otras playas reconocidas, sobresale Pico Alta, de condiciones no aptas para principiantes, donde el oleaje llega a extenderse a los 10 metros de altitud.
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