Desde hace unos años, Las Vegas ha dejado de ser únicamente “la capital del juego” y se ha transformado en un destino para todo tipo de viajeros, incluso para grupos familiares.
Un oasis de neón en el desierto
Porque más allá de los casinos, que obviamente siguen funcionando en todos los hoteles, y convocando a jugadores de todo el mundo, actualmente la ciudad cuenta con una oferta turística que contempla atracciones para todos los gustos y edades. Y son tantas las propuestas que hasta se podría afirmar que una estadía estándar de cinco días no alcanza para adentrarse por completo en el fabuloso mundo de la urbe más grande del estado de Nevada.
En ese contexto, para tomar el primer contacto, nada mejor que recorrer el famoso The Strip –la avenida principal, que de noche estalla en neones– y entrar a conocer los magníficos hoteles ubicados en sus extensas cuadras, cada uno una atracción en sí mismo. Entre los imperdibles se cuentan el New York New York, en el que se puede disfrutar de una vertiginosa montaña rusa; el Bellagio, que por las noches regala un maravilloso espectáculo de aguas danzantes en su fuente principal, sobre la calle, al ritmo de famosas canciones clásicas; el Luxor, que emula una pirámide egipcia y asombra con su monumental interior; The Venetian, que replica y homenajea a Venecia; y el Circus Circus, que alberga no sólo un circo permanente sino un inmenso y moderno parque de diversiones.
Para recorrer esta famosa arteria hay a disposición un servicio de bus que sirve para aliviar las largas caminatas y llegar, por ejemplo, a la deslumbrante torre Stratosphere, ubicada en uno de los extremos de la avenida, que con sus 350 m. es el edificio más alto de Las Vegas y de Nevada. Inaugurada en 1996, cuenta con dos miradores situados a 280 m. del suelo, uno interior –de paredes oblicuas y cristal–, y otro exterior, que regalan estupendas vistas, sobre todo a partir del atardecer.
Además, en su parte superior hay vertiginosas atracciones para los más valientes, tal el caso del Big Shot, con caída libre desde 50 m.; el X-Scream, una especie de montaña rusa que “se sale” del edificio hacia el vacío; y el Insanity Ride, un carrusel con “sillas voladoras” que también funciona en el aire.
UN INFINITO MUNDO DE ATRACCIONES.
Siguiendo hacia el Downtown en el bus se llega a lo que fue la primera zona de hoteles y casinos de Las Vegas, donde ahora se encuentra la calle peatonal Fremont. En cinco cuadras de esta arteria funciona lo que se llama Fremont Street Experience, una bóveda que cubre estos 500 m. con una pantalla formada por más de 12,5 millones de LEDs, que por las noches regala un descomunal espectáculo de imagen y sonido. Además, los caminantes pueden apreciar shows musicales y recitales de rock en escenarios dispuestos sobre las veredas, entre decenas de opciones gastronómicas, locales de souvenirs y extravagantes artistas callejeros.
Y, como si eso fuera poco, quienes lo deseen tienen la posibilidad de recorrer la Fremont ¡desde el aire! Sí, gracias a los sistemas de Zipline y Zoomline, que permiten a los turistas deslizarse a gran velocidad por sobre la multitud que pasea por la calle.
Ya dejando de lado su zona comercial, pero a poca distancia, se puede optar por visitar el Neon Museum, que atesora letreros de antiguos casinos y un gran número de carteles publicitarias de otras décadas.
En el Downtown también se puede visitar el Mob Museum, Museo del Crimen Organizado, un curioso establecimiento en el que hay exhibiciones interactivas sobre todo lo relacionado a la mafia y sus personajes más famosos, como Al Capone o Bugsy Siegel, este último fundador del mítico Flamingo. Recientemente, la entidad –que funciona en un elegante edificio histórico– inauguró una exposición permanente dedicada a la serie Breaking Bad, que cuenta con objetos como el famoso traje amarillo utilizado por el personaje central Walter White.
Ya de vuelta en el Strip, chicos y grandes no pueden dejar de experimentar la High Soller, una rueda gigante –“vuelta al mundo”– de 168 m, que es la más alta del orbe, superando al London Eye (135 m.), Star of Nanchang (160 m.) y Singapore Flyer (165 m.). Se trata de la atracción principal de The Linq, una nueva zona de ocio, tiendas y restaurantes ubicada detrás del legendario Hotel Flamingo. La inmensa noria está compuesta por 28 cabinas con capacidad para 40 personas cada una. Por las noches, la estructura se ilumina con más de 2.000 luces de LEDs y va adquiriendo una infinidad de tonalidades a medida que gira. La vuelta tiene una duración de 30 minutos, tiempo durante el cual se puede apreciar la ciudad en toda su dimensión, a la vez de conocer su historia y curiosidades en pantallas de alta definición.
NATURALEZA, COMPRAS Y ESPECTÁCULOS.
Estando en Las Vegas, obligatoriamente debe hacerse una excursión: la del Gran Cañón del Colorado. Ubicado a dos horas del centro, se trata de uno de los paisajes naturales más maravillosos del mundo. El paseo es de día entero con almuerzo incluido, partiendo en bus muy temprano en la mañana y regresando al atardecer. La transportación es hasta una terminal desde el cual parten otros buses para realizar tres paradas en distintas zonas del sitio. También existe la alternativa de efectuar el paseo en helicóptero.
Por el lado de las compras, Las Vegas ofrece numerosas y muy tentadoras opciones, tal el caso de Las Vegas North Premium Outlets, al noroeste del Strip, con 175 locales de prestigiosas marcas que ofrecen su mercadería con descuentos que llegan al 65%; y el Fashion Oulet Las Vegas, de similares características. Sobre el Strip, las opciones son sucursales de Marshalls y Ross, además, claro, de una gran cantidad de locales de souvenirs.
En cuanto a los espectáculos, sobresale la amplia oferta, que incluye el magnífico show de David Copperfield, asentado en el Hotel MGM; el ineludible y asombroso Cirque du Soleil; y los grandes musicales tipo Broadway, a los que se suman los constantes recitales de figuras como Celine Dion, Rod Stewart, Olivia Newton-John, Shania Twain y bandas de gran renombre –como The Who– que incluyen a la ciudad en sus tours estadounidenses.
Las propuestas de Las Vegas son tantas y tan disímiles que en apenas unas horas se puede pasar del apacible jardín del Flamingo, donde es posible apreciar una buena cantidad de peces, tortugas, flamencos, cisnes y hasta un maravilloso pelícano, entre hermosos senderos con plantas y fuentes; a los pasillos y túneles submarinos del Shark Reef Aquarium, en el Mandalay Bay Resort & Casino. Más que un acuario tradicional, el lugar es una verdadera experiencia sensorial mediante la cual es posible conocer las más peligrosas y extravagantes especies de aguas tropicales, entre ellas tiburones, rayas y extraños cangrejos.
Continuando en este rubro, también existen las alternativas del Hotel Mirage: el Secret Garden, en el que pueden contemplarse tigres y leones blancos, panteras y leopardos; y el Dolphin Habitat, un centro de investigación diseñado para educar a la gente sobre los delfines, que si bien no actúan, pueden ser apreciados por los visitantes en su hábitat natural.
Cambiando bruscamente de entretenimiento, en Las Vegas los amantes de los autos tienen la oportunidad única de conducir unidades de lujosas marcas como Ferrari y Lamborghini. Es la propuesta de Exotics Racing en el circuito Las Vegas Speedway –a 20 km. al este del centro–, que incluye el asesoramiento previo de un experto para que el usuario pueda efectuar cinco u ocho vueltas en la pista a bordo del automóvil que elija, luego de dos giros de reconocimiento en un Porsche Cayenne GTS con un conductor profesional.
Claro que esto no es todo. Las Vegas está renovándose y creciendo constantemente, mientras que las propuestas de entretenimiento se multiplican e invitan a regresar.
Por ahora, para la despedida, quizás una buena opción sea subir al mirador de 360º de la Torre Eiffel, en el Paris Las Vegas Hotel and Casino, y contemplar por penúltima vez las luces y el brillo de esta metrópolis única.
Otro de los atractivos de Las Vegas son las bodas, que pueden concretarse en cualquiera de las múltiples capillas de la ciudad y los hoteles.
Las hay tradicionales –que incluyen el testigo, las flores, el fotógrafo y el traslado del hotel a la capilla en limusine– y temáticas. Entre estas últimas sobresale la que tiene a “Elvis Presley” como maestro de ceremonias.
También hay propuestas más extravagantes como contraer matrimonio durante un viaje en helicóptero, en un Cadillac descapotable, o navegando en el lago Mead, a 50 km. de la ciudad, además de cada una de las que ofrecen los hoteles.
Los precios dependen de la opción que se seleccione.
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