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Nunca tan parecido

El periodista de Revista Viajando, Leonardo Larini, nos cuenta una experiencia única que vivió en Barcelona, donde mantuvo un encuentro muy especial con una figura de la música de trayectoria internacional y gran fama. Aquí todos los detalles de esta anécdota que resulta imperdible.

Hay una actividad, un entretenimiento, que practican muchos –sobre todo en los viajes– que consiste en “sacar” parecidos. Es decir, encontrar de forma casual “réplicas” de conocidos –amigos, compañeros de trabajo– o famosos, ya sean actores, músicos o deportistas.

El año pasado, mientras desayunábamos en una café de La Rambla de Barcelona, nos dijimos con Gaby, mi compañera de ruta, que era extraño que ya transcurridos tres días no nos hubiéramos “chocado” a ningún “doble” de alguien. Recordamos, entre otros, a la asombrosa “copia” de Noel Gallagher –el guitarrista de la banda Oasis– al que le habíamos preguntado una dirección en un parque de Londres, unos cuantos años atrás.

Terminado el desayuno, nos dirigimos al Barrio Gótico. Entonados por aquel recuerdo, mientras recorríamos esas mágicas callejuelas, comenzamos a hallar, aunque un poco forzosamente, algunos semejantes. Así pasaron Nacha Guevara, Mauro Viale, Carlos Bilardo…

Después de unos cuantos senderos curvados, desembocamos en una plaza seca. Mientras la cruzábamos, Gaby dijo: “Y ese bien podría ser Liam Gallagher...”. Entonces miré, y dije: “¡ES!”. Ella no estaba convencida, porque le parecía escuchar que hablaba en italiano, pero yo sí. Era el mismísimo cantante de Oasis, hermano de Noel, ¡del que habíamos hablado una hora antes! De no creer.

Lo seguimos un buen trecho, hasta que quedamos delante de él –que iba con su novia y dos amigos–. Con decisión, giré y me acerqué a saludarlo. Sonrió, y enseguida me abrazó a mí de un lado y a Gaby del otro. Es que uno de los amigos había visto que ella tenía el teléfono en la mano, así que se lo pidió para sacarnos la foto de rigor. Lejos de todos los comentarios que lo tildan de tosco y soberbio, Liam fue muy amable y simpático con nosotros; hasta pareció alegrarse mucho por el casual encuentro con dos argentinos. Y así fue que nos regaló una grata e inesperada anécdota durante nuestra estadía en esa tan espléndida ciudad española.

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