CULTURA DUBLINESA.
Caminar por las calles que transitaron artistas como Jonathan Swift, Oscar Wilde, James Joyce, el poeta William Butler Yeats, Bernard Shaw y Samuel Beckett es, sin dudas, un atractivo especial. Pero lo mejor es que hay mucho por descubrir en la capital irlandesa, cuna de algunas de las mayores figuras de la literatura, la música y el diseño.
En ese sentido, los pubs literarios de Dublín son la mejor manera de acercarse a aquellos poetas, dramaturgos, novelistas, soñadores y conspiradores que forjaron sus obras en la ciudad, permitiéndole ganarse el título de Ciudad Literaria de la Unesco.
Brazen Head: se dice que era el local favorito del autor de “Los viajes de Gulliver”, Jonathan Swift, y que allí se casó Robin Hood.
Davy Byrne's: Joyce era cliente habitual y lo menciona en “Ulises”.
Neary's: allí sobresalía la figura de Brendan Behan, autor de Borstal Boy.
Oliver St. John Gogarty: lleva ese nombre en honor al poeta y novelista. Además sirvió de inspiración para el personaje del “Ulises”, Buck Mulligan. Patrick Kavanagh también bebía allí con Flann O'Brien.
Palace Bar: fue guarida de escritores desde 1843, incluidos Flann O'Brien, Brendan Behan y Paddy Kavanagh.
Toner's: Yeats solía tomar una copa de jerez en este pub, al igual que Bram Stoker, el autor de “Drácula”.
Otros grandes artistas y bandas como U2, Sinead O'Connor y Thin Lizzy también comenzaron su carrera en Dublín, sin olvidar a leyendas como The Dubliners y The Chieftains, cuyas melodías continúan influyendo a las nuevas generaciones.
ATRACTIVOS IMPERDIBLES.
Al margen de los intereses de cada viajero, Dublín ostenta una serie de atractivos ineludibles. A saber:
Guinness Storehouse: se trata de una exposición multimedia que muestra desde publicidad retro de la marca hasta el proceso de elaboración de la cerveza, culminando con una degustación.
Las catedrales de San Patricio y la Santísima Trinidad: la primera es la mayor de Irlanda y data de 1220. La segunda ostenta una cripta medieval como uno de sus mayores atractivos.
El libro de Kells y Trinity College: el manuscrito ilustrado con motivos ornamentales es una obra maestra del cristianismo temprano y se encuentra dentro del tesoro de Trinity College.
Museos gratuitos: sobresalen el Museo Nacional de Dublín, la Galería Nacional de Irlanda, el Museo Nacional de Artes Decorativas e Historia, la Galería Hugh Lane y el Museo Irlandés de Arte Moderno.
Parques urbanos: se sugiere la visita a los jardines de Iveagh y St. Stephen's Green, el parque Fénix, Merrion Square –con su estatua de Oscar Wilde– y los jardines de Dubh Linn.
Little Museum of Dublin: alberga una gran colección de fascinantes artículos donados por los propios habitantes de Dublín. En el segundo piso se encuentra la exposición “U2 Made in Dublin”.
PUBS TRADICIONALES.
“Sería un buen rompecabezas cruzar Dublín sin pasar por delante de un bar”, reflexiona Leopold Bloom, el personaje del “Ulises” de Joyce, en el capítulo 4 de la famosa novela. Y eso que el libro se desarrolla en 1904. Actualmente, se dice que hay más de 1.000 pubs a ambos lados del río Liffey, lo que habla a las claras de la afición de los dublineses por estos locales.
Con barras de madera de caoba, vidrieras victorianas y acogedores apartados o 'snugs', invitan a pasar un grato momento a cualquier hora del día, ya que se puede optar por ir con amigos a divertirse, leer tranquilo en un rincón por la mañana o elegirlo como sitio para una cita.
En The Brazen Head y O'Donoghue's se destacan las sesiones de música tradicional, mientras que hay cientos de conjuntos de jazz y rock que han dado conciertos en Whelan's. La mayoría de los cómicos irlandeses se han presentado en la planta alta del Bowes Lunch Bar, mientras que The Irish Times es la “casa” de los periodistas. En tanto, en el Grogan's preparan el que sin dudas es el mejor sándwich tostado (toastie) de Dublín.
Muchos pubs –donde reina la cerveza Guinness, que se comenzó a elaborar en 1759 y es sinónimo de Irlanda en todo el mundo– tienen magníficos interiores, pero otros, como Mulligan's y Peter's Pub, son muy sencillos e incluso tienen una estricta política de no pasar música, ya que fueron creados para la charla y los encuentros amenos.
Donde sea que el visitante decida entrar, siempre encontrará a alguien con quien charlar y hasta trabar amistad. Ya lo dicen los carteles en las paredes: “Enter as strangers… leave as friends“ (“entra como un extraño, sal como un amigo”).
Informes: www.ireland.com